Hoy, durante el tiempo del recreo, un grupo de maestras hemos estado hablando de la Ley de la gravedad. Pero que nadie se llame a engaño que el tema no iba encaminado a debatir los aspectos didácticos de la ley ni a mostrar nuestros conocimientos de las teorías de Newton. No, la fuerza de la gravedad referida a las tetas.
No voy a contar porqué ha surgido el tema que es otra de las catástrofes que vamos padeciendo las mujeres y que van instalándose en tu cuerpo hasta que un día no te queda más remedio que ponerte en manos del dermatólogo de turno.
La conversación ha sido, más o menos, como sigue:
- Pues tú, fulanita, tienes las tetas estupendas.
- Y tú... ¿cómo lo sabes?
- Porque el otro día en la playa me fijé y las tienes muy redonditas.
- Claro, ella no ha parío ni ha dado de amamantar. No te quiero decir cómo las tenía yo de joven. Y que conste que tengo un testimonio fotográfico que me hizo mi marido, por aquel entonces mi novio. ¡Qué pena!
- Si algún día ligas, lo que tienes que hacer es dejarte el sujetador puesto y enseñar la foto.Nos ha entrado la risa.
- Eso no tiene nada que ver, que algunas jóvenes ya las tienen caídas.
- Yo, es que si me pongo minifalda, los pezones se me ven por debajo del filo del dobladillo. Siempre me acuerdo de una viñeta que vi (no me acuerdo si impresa o en la Red) con la que me sentí identificada. A ver si la puedo encontrar en Internet y os la enseño.
- Anda, ¡qué exagerá!
- ¡Qué cachonda eres!
- Lo bueno es que desde que inventaron el 'guonderbra', las llevas tela de bien colocadas y nadie se entera si las tienes más o menos caídas.
Se incorpora una de las maestras de Religión y pregunta de que estamos hablando.
- Pues de las tetas y la fuerza de la gravedad.
- Ah, dice ella, pues para comprobar el grado de descuelgue está la prueba del lápiz. Si te colocas un lápiz debajo de una teta y no se te cae... Aunque yo soy capaz de llevar una biblia bajo la ubre.
Nos ha entrado la risa y se nos ha ocurrido que de llevar las manos ocupadas con carpetas, libros, agenda, fichas... bien podríamos utilizar los pectorales como "clips sujetacosas". Ha tocado el timbre y cada una ha tirado para su rincón. Seguro que con la sensación de menos peso... Yo, desde luego, sí. Es lo que tiene hablar de nuestras catástrofes.
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